lunes, 27 de septiembre de 2010

Edicion 96

La otra guerr(ill)a de Septiembre

A la memoria de Carlos Montemayor

(1947-2010)

Sin pena ni gloria pasó prácticamente desapercibido el 23 de Septiembre. Alguna nota breve en La Jornada de México donde dieron cuenta de la próxima aparición de la edición 60 del periódico Madera bajo la promoción, entre otros menos visibles, de uno de los legendarios líderes del movimiento estudiantil del 68, Raúl Álvarez Garín.

Las buenas conciencias del país se han impuesto en el colectivo imaginario y en los diferentes medios masivos, intentando borrar la historia reciente; corrijo: están intentando ocultar la historiografía porque la historia jamás la podrán borrar aunque sí hay demasiados intentos por distorsionarla.

Además, les resulta muy rentable, en términos populares, remitirse con sus versiones cursis de una historia de doscientos o cien años y de la que solo los especialistas en el tema podrán legitimar o no las versiones presentadas por televisa. En verdad que la conmemoración de los doscientos años del inicio de la guerra de independencia les ha sido un negocio redituable; como nunca los televidentes se han volcado a los puestos y tiendas de revistas en búsqueda de la versión en video de la historia presentada en la pantalla chica.

País bizarro el nuestro donde se celebra una lejana y cuestionada independencia y no percibe o no quiere percibir la dependencia presente. Ya no se depende de la corona real sino del dólar real, el euro real, las transnacionales reales, la oligarquía nacional e internacional real. Sin prisas pero sin pausas, nuestro país acepta sin remilgo la dominación bajo la aceptación de condiciones impuestas más allá de nuestras fronteras.

El saqueo continúa impune, desde adentro y desde fuera, en colusión con los de adentro; nuestras riquezas fluyen hacia el extranjero en dimensiones y proporciones inimaginables y con magros beneficios o más bien personales beneficios a lo interno. Sentencia Noam Chomsky en su reciente visita a México con motivo de los cien años de la UNAM, en conferencia magistral, que el saqueo a México en los últimos 25-30 años ha sido de mayor proporción que el realizado durante la colonia.

Por supuesto que rubrico lo afirmado por el lingüista, activista político y crítico del Tecnológico de Massachusetts; basta con informarse de la situación del país, de su gobierno, de sus partidos políticos, de sus instituciones caducas, de los privilegios de muy pocos y las carencias de los mas, de las injusticias, de la política exterior, de la educación, de las desigualdades, del hambre, del desempleo, de la devastación del campo y un largo rosario de condiciones que hacen terreno fértil para que sigan entrando conquistadores de los que nos independizaremos cuando ellos decidan cambiar destinos y las riquezas se agoten.

Hace 45 años, en 1965, las condiciones no eran muy diferentes en nuestro país: se crearon fortunas inmensas amasadas bajo la sombra del poder político y económico. Campesinos fueron despojados de sus tierras y confinados a la miseria trabajando en sus legitimas propiedades pero para beneficio de los nuevos hacendados; el que se oponía era asesinado sin contemplaciones y nunca había culpables, menos responsables.

Los hubo quienes los defendieron intentando seguir los cauces que la ley marcaba y también fueron perseguidos, encarcelados, torturados, acosadas sus familias y amistades, hasta simples conocidos. Era el ejército y policía rural quienes se encargaban de la sucia tarea, protegiendo los intereses de los grandes terratenientes ligados al poder político.

Defensores que testimoniaron las injusticias cometidas contra las poblaciones campesinas, cansados de intentar transitar por las vías legales, optaron por plantear el cambio por la vía armada. Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nuevo León, Jalisco, Guerrero, Michoacán, fueron algunos de los estados donde brotan con intensidad las inconformidades, al igual que en el D.F. (casualmente, los estados del norte del país, son los que están actualmente asolados por el crimen organizado).

Estos defensores, maestros rurales, muchos de ellos aunque los había doctores, licenciados en derecho y otros profesionistas y estudiantes, jóvenes todos ellos, decidieron actuar, orillados por las mismas autoridades, en la clandestinidad. Desarrollaron operativos contra efectivos del ejército, judiciales, rurales, bajo la consigna reivindicatoria de las clases oprimidas. Ya no hubo regreso.

Una de las acciones de la guerrilla, ya identificada como tal, fue el emblemático asalto al cuartel Madera en la sierra de Chihuahua el 23 de septiembre de 1965. Errores de logística, comunicación interior, falta de armamento y de estrategia militar, los llevó al fracaso en el intento; los caídos fueron exhibidos sin respeto ni pudor ante la población y los medios y aventados a una fosa común, aun cuando estaban identificados. Otros salvaron la vida y huyeron a la sierra, aunque posteriormente algunos fueron delatados, perseguidos, aprehendidos y encarcelados.

No hay movimiento social de generación espontánea. La acción tuvo lugar después de dar cuenta que por las vías legales era imposible avanzar en la impartición de justicia. Hubo muchos jóvenes soñadores quienes estuvieron dispuestos y muchos quedaron en el camino, a dar la vida por un ideal. La historia reciente tendrá en su tiempo el debido reconocimiento; dado que aun viven algunos actores de la parte represora y que se encuentran encaramados en el poder, tratarán de ocultar la historia. Era el PRI quien ejercía el poder a plenitud aunque con signos de debilitamiento, pero los ahora hijos y nietos de la revolución siguen siendo escuderos de la caterva de represores desde los más altos niveles, bajo una cortinilla de defensa de las instituciones.

El nuevo y póstumo libro de Carlos Montemayor, “Las Mujeres del Alba” (Ed. Random House Mondadori, col. Literatura, 2010) da cuenta testimonial de los hechos en Madera, bajo la óptica de las mujeres que estuvieron íntimamente ligadas a los guerrilleros que efectuaron el asalto al cuartel; madres, hijas, esposas, hermanas, tías y amigas son las protagonistas de éste libro de aparición justo en el mes de septiembre, el de la otra guerra.

Con ello, se cierra la serie de libros sobre el tema de la guerrilla en México con la autoría de Carlos Montemayor, siempre presente: “Guerra en el Paraíso” de 1991, “Las armas del Alba de 2003 y “La fuga” de 2007, es la trilogía que precede a su libro póstumo. Como los anteriores, recomendado ampliamente.