martes, 2 de marzo de 2010

Edicion 66

Evo, por siempre Evo

Bolivia, país sudamericano, tiene la mitad de territorio y alrededor del diez por ciento de habitantes que México; es tan rico en recursos naturales como México; consumó su independencia en 1825, solo cuatro años después que México; ha sido saqueado desde tiempos de la colonia igual que México; es un estado republicano como México; después de varias guerras con sus vecinos, pierde más de la mitad de su territorio, igual que México; tuvo elecciones presidenciales en 2005, un poco antes que en México. Estos son solo algunos datos estadísticos y algunos paralelismos históricos entre los dos países latinoamericanos.

Solo de remate, tal como lo expresamos en alguna colaboración anterior, la inmensa custodia ensamblada con más de tres mil pequeñas partes y que se encuentra en la sala de los tesoros de la catedral de Sevilla, Esp., fue construida totalmente en oro y plata de Bolivia y México durante la época de la colonia.

En la década de los setentas, se lisonjeaba a un empresario “modelo” en México, Boliviano de origen, llamado Atenor Patiño, desarrollador del otrora famoso complejo turístico Las Hadas en Manzanillo, Colima. Se le nombraba como el rey del estaño, calificativo heredado de su padre Simón. Ambos gozaron de inmensa fortuna lograda con la explotación y comercialización de ése mineral extraído de las minas de Bolivia. Consentidos de las oligarquías de Estados Unidos y Gran Bretaña y, por supuesto la Mexicana, no dudaron nunca en manipular los precios del estaño hasta asfixiar la economía de su país de origen, sin importarles la pobreza extrema que ocasionaran.

Pero no solo manipulaban los precios de los minerales, sino a gobernantes de Bolivia, financiando golpes de estado, revueltas de sus pequeños oligarcas locales contra regímenes que amenazaban sus intereses o contra sindicatos que reclamaban sus justos derechos. Fueron culpables de infinidad de muertes de indígenas y obreros, mientras que en México se codeaban con la elite económica.

Las coincidencias en realidad son escasas, sobre todo en la época actual, máxime si de acción política y de conducción de estado se trata. El pueblo Boliviano eligió a finales de 2005, en un proceso democrático a Evo Morales Ayma de origen indígena; luchador sindical y fundador del Movimiento Al Socialismo (MAS); fue reelecto el pasado 2009 por abrumadora mayoría para un segundo periodo que terminará en 2013. Bolivia, bajo la conducción de Evo Morales, ha recuperado la dignidad perdida.

La semana anterior estuvo en la Ciudad de México, previo a su participación en la cumbre latinoamericana de Can Cun. Visitó las instalaciones de La Jornada luego de su encuentro con miles de simpatizantes en la plaza de Coyoacán y donde recibió el bastón de mando de las comunidades indígenas de México para luego dirigirles un discurso emocionante y emocionado; Roberto González Amador, excelente reportero del diario, obtuvo una magnifica entrevista que no tiene desperdicio alguno; muestra a un Evo que cautiva por su sencillez, por su convicción de ideas, por su entusiasmo y su esperanza en el pueblo Boliviano de quien tiene un absoluto respaldo, base de su gestión como líder.

Cambios profundos e irreversibles se han dado desde su arribo al poder como es la nacionalización de los hidrocarburos y el control por parte del estado de minerales como el litio; erradicación del analfabetismo cuando se creía misión imposible hace solo dos décadas; creación de políticas económicas propias sin la intervención de Estados Unidos ni del fondo monetario internacional; pero su cambio mas sobresaliente es el de crear un modelo alterno al neoliberal.

Tuvo, en 2008, la hombrada de expulsar al embajador de Estados Unidos bajo acusación de promover acciones de la ultraderecha desplazada de su tradicional poder y nostálgica del mismo y posteriormente, suspendió en definitiva las operaciones de la DEA debido a sus acciones de espionaje y conspiración contra su gobierno al grado de intento de desestabilización y eliminación del presidente. Concretamente, venció los miedos de enfrentarse al gran estado.

Bajo el control estatal de los hidrocarburos ha podido financiar la obra pública sin recurrir a los créditos extranjeros en condiciones que los asfixiaban; se invirtió en menos de dos años la proporción en los financiamientos de obras. También se ha revertido su déficit fiscal al convertirlo en superávit.

Los medios de comunicación subsidiados por la ultraderecha local y extranjera, no han reparado en acusaciones de toda naturaleza: narcotraficante y macaco, adjunto del eje del mal y otras lindezas; entre éstas la que para Evo no es un insulto porque no reniega de su origen: Indio

Así lo calificó, a finales de 2005, el candidato a la presidencia de México y ahora ocupante de los pinos, mostrando un desprecio en su expresión racista. En espera de mi colaboración radiofónica de los lunes, en ese año, el conductor del noticiero matutino al que asistía (y todavía asisto) logró un enlace telefónico con el entonces candidato que se encontraba en la ciudad de Guadalajara en campaña; al pedírsele su opinión sobre los resultados electorales en Bolivia (siendo triunfador Evo Morales), su respuesta, dándole un toque metafórico fue, palabras mas o palabras menos la siguiente:

“Es lo mismo que cuando un enfermo grave necesita de una cirugía mayor y cuando lo meten al quirófano se da cuenta que en lugar de un doctor cirujano, ve que quien lo quiere operar es un indio todo sucio que en lugar de bisturí trae en las manos otras herramientas; ¡pobres bolivianos, lo que les espera!”

¿Cuál será su opinión ahora? Las diferencias están marcadas en los hechos. Si le brotara su raíz tarasca, quizá las cosas cambiarían.