Edicion 65
Se mueve la carreta y se acomodan las calabazas
Así reza el dicho popular para indicar que, finalmente, estando toda la carga a bordo, simplemente se encontraban sin orden hasta el momento en que inicia el movimiento; recalco: todas las calabazas se encuentran a bordo de la carreta.
Nos trasladamos a terrenos urbanos. Las dos principales fuerzas políticas del estado han designado, con la más pura ortodoxia, a sus candidatos a la gubernatura; por una parte, mencionándolos por orden de aparición, el PRI designa Carlos Lozano de la Torre y por la otra, el PAN designa a Martin Orozco Sandoval. Las dos designaciones tienen varios elementos en común, en cuanto a los procesos seguidos para tal efecto.
El primer elemento es que desde las cúpulas de sus respectivos partidos, se tomó la decisión haciendo a un lado a sus bases militantes aunque con un pequeño toque de atención a ciertos sectores de ellas: Las negociaciones estuvieron a la orden del día, fuera de la atención y menor influencia de la ciudadanía. Muy pocos se habrán equivocado en sus predicciones en cuanto a los nombres de quien saldría favorecido, a pesar de la tinta que corrió en los medios.
Prevaleció la imposición desde el centro y fueron los delegados de sus comités ejecutivos nacionales, figura inventada desde tiempos del partidazo único y que subordinan a la localía, quienes enfrentaron a los representantes de los medios. Eludieron las preguntas incisivas de los reporteros, anclados en unas encuestas que nadie conoció y que, aparentemente se hicieron a granel; todas daban, a decir de ellos, amplias preferencias a los finalmente ungidos. ¡Benditas imaginarias encuestas que han reemplazado las verdaderas preferencias ciudadanas!
Otro elemento en común es el sinnúmero de cadáveres, que todavía gozan de cabal salud, dejados en el camino; aquellos que aspiraron al mismo cargo pero con nulas posibilidades de ser favorecidos pero que mostraron, según ellos, que tienen capital humano suficiente para ser compensados, como premio de consolación, con alguna candidatura a los varios cargos que están en disputa y si son por la vía de la representación proporcional (vulgo pluris), mucho mejor.
Elemento común que no ha pasado desapercibido lo es la intervención del actual gobernador quien mostró sus abiertas preferencias a dos cartas, su delfín una y su inclinación amistosa por el otro, y su aversión manifiesta a su “desconocido” compañero de partido a pesar de haber compartido con él tres años de ejercicio por el mismo partido. Discurso sobado y desgastado el expresado, de mantenerse ajeno al proceso electoral y ser garante de un proceso electoral haciendo cumplir los lineamientos legales. Los hechos serán claros y mas que evidentes acerca de su participación y a quien dirigirá sus simpatías.
La carreta seguirá moviéndose y se seguirán acomodando las calabazas. Es curioso apreciar que un elemento común, no tan ajeno a la vista, se signifique la participación de otro actor común a los dos grandes partidos; éste es el PVEM, sucursal Aguascalientes, que en boca de su eterno y muy culto gerente local, evalúa con quien coaligarse, poniendo precio a su mercenarismo. Coquetea con uno y con otro tratando de vender sus canicas al mejor postor, de cargos por supuesto.
No debemos darnos por sorprendidos si se concretan coaliciones o como han dado en llamarlas alianzas, de otros partidos que se han desempeñado en la marginalidad testimonial con la supuesta intención de “impedir” el regreso del partido otrora aplanadora. Se ve algo lejano pero no fuera del horizonte por lo que no es descartable; la sobrevivencia impone condiciones nada ideológicas.
De no darse éste escenario, por acuerdos cupulares, los partidos minoritarios, particularmente el PRD y CONVERGENCIA han mostrado que tienen en la actualidad cuadros suficientemente competitivos, comprometidos y preparados para una contienda que, desigual en si misma, los pondrá en el animo del electorado, supliendo recursos con inteligencia. Muy probable es que no obtengan el triunfo mayoritario, pero tienen la oportunidad de situar a la izquierda en un plano de equilibrio político, diluyendo en el tiempo las ambiciones bipartidistas. Buena oportunidad, buena opción; en sus manos está.
Los dos candidatos ya ungidos, llevaran tras de sí, como locomotoras, el mayor peso de la campaña. Bajo la sombra de su paraguas desarrollarán sus campañas los candidatos a presidentes municipales y diputados locales. La costumbre sexenal ha provocado que se olvide la importancia de una legislatura, descansando sobre el candidato a gobernador todas las aspiraciones; peor aun es el caso de los candidatos a presidentes municipales, que desde el momento en que son designados, abjuran de su propia autonomía municipal. El discurso del “jefe” será el de su incuestionable vocación municipalista.
La unidad es el discurso. Después de los berrinches y rabietas de los excluidos vienen los codazos y empellones para lograr el objetivo perseguido de origen. El elenco es amplio y variado; surgen muchos precandidatos y muy pocas precandidatas; los unos muy avanzados en su placeo, las otras en desventaja mediática. Mujeres talentosas, honradas y comprometidas las hay suficientes, no solo para cubrir las cuotas de género. Muchas de ellas están activas operando desde las organizaciones civiles luchando por lo que no luchan los funcionarios. Es deseable que los partidos volteen la mirada hacia ellas, esperando que, de darse el caso, no las corrompan con sus prácticas.
La carreta se moverá con más celeridad en el futuro inmediato y las calabazas se acomodarán en su correspondiente lugar.
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