Edicion 64
Ciudad Juárez también es México
A contrapelo de la famosa novela de Jane Austen, sentido y sensibilidad, parece ser que a nuestra sociedad actual no se le da la reflexión ni el sentimiento, seguramente, en muy buena medida por la manipulación mediática de que es presa. También podría ser por un mecanismo de autodefensa contra todo aquello que le provoca angustia, pero que finalmente lo evade de la realidad misma.
De un tiempo a la fecha, con cada vez mayor frecuencia, he encontrado en mis interlocutores ese intento de evasión de la realidad cuando expresan su decisión de no leer ni escuchar noticias porque solo les “amargan la existencia”, como habría invitado en su tiempo el lenguaraz de Fox, ante quien le expresó su analfabetismo. Mas grave es el hecho voluntario de renunciar al conocimiento que aquel quien no tiene la posibilidad ni acceso al saber por su carente educación formal.
Es del todo probable que “amargarse la existencia” no modifique en sí mismo la terca, triste y muy cruda realidad. Suplir con intrascendencias nuestra existencia es acción común. Un pleito de borrachos borró de nuestro campo visual una tragedia, como el caso del futbolista que envalentonado recibe un plomazo en la cabeza y provoca el olvido de 170,000 muertos por el temblor en Haití.
La velocidad de los hechos, hace que se sobreponga uno sobre otro, confinando al olvido el anterior, no importando la gravedad del mismo. Si el hecho sobrepuesto es de carácter lúdico mejor; sustitución involuntaria del placer sobre el dolor. Más bien, sustitución inducida por los medios que ocultan, por sus intereses comerciales, la realidad.
No ha sido suficiente para la sufrida población de Ciudad Juárez la desgracia permanente de los feminicidios a los que nunca se ha dado una respuesta satisfactoria a la sociedad en cuanto a la búsqueda de los culpables, a pesar de la implementación de las fiscalías especializadas en la investigación de centenas de asesinadas. Luego se asesinan en bloque a jóvenes en rehabilitación e indefensos y tampoco se encuentran culpables.
Ciudad Juárez se ha tipificado como la población más violenta e insegura del mundo: diariamente se reportan muertes violentas, levantones, secuestros, robos, asaltos a personas y casas, extorsiones a comerciantes y profesionistas. El testimonio de un ciudadano, no de allá sino visitante frecuente, es más dramático aún: “la realidad supera con mucho lo informado por los medios; la realidad ha rebasado la ficción. La imaginación no alcanza a dimensionar lo que realmente está sucediendo”.
Y vaya si no: lo sucedido el 30 de enero pasado, hace solo quince días, el asesinato masivo de jóvenes que se encontraban disfrutando sanamente una fiesta en un domicilio particular. Diez y seis de ellos murieron. Muertes sin sentido. La brutalidad en su máxima expresión. Los asesinos burlaron (o acordaron con ) los retenes del ejercito que colma a la ciudad con miles de efectivos.
Y por si no fuera poco para los familiares de los jóvenes masacrados, les echan vinagre en las heridas con las declaraciones, a miles de kilómetros de distancia, del ocupante de los pinos, criminalizando a las victimas de forma por demás irresponsable dada su desinformación. El secretario de gobernación jugó al vocero foxista declarando “lo que el presidente quiso decir…..”, exacerbando mas los ánimos de la población Juarense y allanando la inminente visita a ésa ciudad del pinolero.
“No le saludo porque no es usted bienvenido” le espetó de frente y con gran valor civil la madre de dos de las jóvenes victimas. Indignada exige justicia como lo ha exigido la sociedad desde hace años. Le recrimina al gerente de los pinos la ineficiencia de la presencia del ejército: la inseguridad ha aumentado desde su llegada y hace suyo el reclamo generalizado de su evacuación de la ciudad. La respuesta posterior es:…..”el ejercito se queda”. Insensibilidad y empecinamiento de declarar una guerra sin sentido y sin conocer ni medir sus alcances.
Esta tragedia nos hace recordar otras mas, iguales o más dramáticas que solo han quedado en las estadísticas y en discursos que insultan a la inteligencia cuando tratan de justificar sus ineficiencias. Como no recordar el caso de Acteal o el de Aguas Blancas o como olvidar las muertes que se sucedieron por negligencia de los niños de la guardería ABC. Recordemos al niño Martí, cuya muerte sirvió para medrar desde los pinos y con el consentimiento de su padre con un supuesto plan contra la inseguridad, fallido de origen.
Recordemos que de ese caso brota el famoso “si no pueden, renuncien”. Lo que no recordamos es que algún funcionario haya renunciado, reconociendo que no pudo. Pero como excepción que confirma la regla, el secretario de seguridad publica de Chihuahua, ha renunciado pero para lanzar su candidatura a la presidencia municipal, justamente de Ciudad Juárez. ¡Para Ripley!
Asi las cosas, no es evadiendo la realidad con boberías televisivas como encontraremos soluciones a tan graves problemas. Como sociedad debemos reflexionar y revisarnos como tal. Debemos voltear hacia nosotros mismos y revisarnos como sociedad misma. No es posible que hagamos cotidiano lo que sucede y legitimemos con nuestra pasividad conjunta los hechos violentos así se den en Ciudad Juárez o Can Cun. No podemos ser insensibles a los hechos y permitir la manipulación mediática que minimiza los hechos a cambio de una telenovela o un partido de futbol. Cada cosa en su justa dimensión y lugar.
Ciudad Juárez está más cerca de nosotros de lo que quieren hacernos creer. Basta preguntar a los deudos del oficial acribillado la semana anterior. La delincuencia común está desatada y la organizada todavía no actúa en gran escala. Es tiempo de reflexión sobre la sociedad que queremos.
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