martes, 5 de enero de 2010

Edicion 58

¿Esperanza o desesperanza?

Parece que fue más celebrada la terminación del año 2009 que el inicio del 2010. Se percibía la urgencia por el fin del año que no paró ni en el último momento de vapulear al sufrido México. La cereza del pastel fue el aumento a las gasolinas y el gas con las consabidas declaraciones de diputados y senadores de que no impactarán en los precios de productos y servicios. Por su parte, el gerente de los pinos, mintió y engañó hasta el último minuto del año, incumpliendo la promesa de no aumentar los precios al menos durante el año pasado.

Será que al calor de los festejos prenavideños perdió noción del tiempo y declaró terminado el año. Sus corifeos de partido, aplaudidores oficiales, que recibieron jugosos aguinaldos, no ven motivo alguno para que se desencadene una escalada de precios. Algunos de ellos se sacrificarán porque no van a gozar de aumento de sueldo (para ellos se llama dieta); todo sea por la austeridad. Otros más se mostraron molestos por el raquítico aumento a los salarios mínimos.

Más aún, la diputada federal panista de Aguascalientes, Nancy González Ulloa, pidió comprensión, no a los trabajadores sino a la ciudadanía por el aumento a los salarios por debajo de la inflación prevista; pero eso sí prepárense para el 2011 y no pierdan la esperanza. Seguramente la diputada todavía no se entera del alza a las tortillas, al transporte urbano, al azúcar, al predial, al control vehicular. De lo que si debemos estar seguros es que sí se enteró del aumento de impuestos federales como el IVA y el IDE y el ISR porque ella los autorizó con su voto.

Al igual que la diputada, otro diputado cuyas grandes dotes como negociador, que convenció, según él, a toda la cámara de diputados y sus varias comisiones para obtener 1,600 millones de pesos en un tiempo record de tres meses. El solito llenó las alforjas de dinero para su estado. Ante inigualable logro, se dió a la tarea de organizar senda consulta popular para recoger las demandas mas sentidas de la población y llevarlas al pleno de la cámara baja para dar solución a sus problemas.

Empeñado en no reconocer y asumir su responsabilidad, como nunca lo ha hecho, trata de engañar escupiendo declaraciones expiatorias culpando al PRI de los aumentos que él también autorizó. Engañador profesional de la mas baja estofa, gasta fortunas en anunciar su mentada consulta en publicidad móvil, panfletos y espectaculares que tapizan la ciudad justificando que cuenta con amigos que filantrópicamente donan despensas y cobijas para las personas que “voluntariamente” asisten a sus concentraciones.

Pero el señor dice que no está realizando actos de campaña anticipada para la gubernatura del estado; ahora envalentonado por la decisión del tribunal electoral que en aras de una supuesta certeza del proceso electoral, podrá seguir gastando en consultas ciudadanas hasta el 5 de abril. Todas estas acciones no “cuadran” con el discurso gastado y desgastado de apego a la legalidad.

En el mismo tenor de oportunidad de dispendio de recursos públicos se inserta el señor de los pollos y querendón de ancianos, que también tiene amigos que traviesamente pintan bardas y mandan mensajes telefónicos y correos electrónicos postulándolo para gobernador; pero su irreductible honestidad política y adoración a la norma legal, le obliga a pedirles recato y prudencia a sus fans. Nada debe poner en riesgo y menos vulnerar su indeclinable vocación democrática reconocida por propios y extraños. Es por eso que mandó borrar las bardas pintadas aunque se le olvidó instruir a unas fulanas que se firman como “monse valtierra”, “vero giro” o “stefany superlo” que se han propuesto invadir los buzones con propaganda a su favor.

Así terminaron el año estos personajes y otros más con apetitos electorales para el incipiente año que se ve amenazado con su regreso de vacaciones y sus renovados ánimos. La sequia declarativa se terminará muy pronto y nos volverán a intoxicar con sus discursos como si no tuviéramos suficiente con la temida cuesta de enero, pronosticada para extenderse todo el año.

Seguramente ya todos hicieron su lista de propósitos de año nuevo; de mi parte, refrendo los mismos desde hace muchos años. En lo inmediato, daré curso a los libros que recibí en navidad, haciéndole los honores a Eduardo Galeano, a Ryszard Kapuscinski y a Oram Pamuk. Se que con ellos no crece mi optimismo sobre el año que nace moribundo, pero estoy seguro que elevarán mi espíritu.

En lo mediato deseo, ya que no está bajo mi control un propósito como tal, que la clase política no siga comportándose como los hijos del matrimonio Mazzini y Berta Ferraz, sufrida pareja que, siempre esperanzada, no logró desprenderse de sus cargas genéticas. La característica común de los hijos era el idiotismo, salvo la única y más pequeña hija que nació ajena a la maldición de sus hermanos mayores, pero victima de sus actos imitativos condicionados e impensados.

Si Horacio Quiroga hubiera nacido en el México contemporáneo y no en Uruguay a finales del siglo diez y nueve, seria un narrador de corte costumbrista inspirándose para su cuento “La Gallina Degollada” en una sesión del congreso. Si se encuentran semejanzas, seguramente no son coincidencias.