Edicion 57
Años nones ya no son de dones
Escribí a principio de éste agónico año sobre el dicho popular que reza: “años nones, años de dones”. Como todo ser esperanzado, quise creer un poco en la sentencia. Después de haber pasado un año azaroso y con la esperanza en la mano, se renovaron propósitos para que el presente año borrara los agravios recibidos y nos dispusiéramos a recibir los dones de los años nones.
Es también tarea común hacer un recuento de lo sucedido en el año por terminar, hubiere sido o no en nuestra vida personal o nuestro entorno. Los acontecimientos fueron multiplicados a lo esperado, particularmente en lo referente al quehacer público que afecta de manera directa a la población en general.
El saldo general no favorece el optimismo; muchos y variados hechos así lo resaltan a lo largo y ancho del país y en lo particular en nuestro estado. Muchos pobladores lo testimonian en primera, segunda o tercera persona. Como si la simple cronología y el paso del tiempo fueran un remedio, es deseo general que el año termine. Pero hay temor de que inicie uno nuevo ya que los pronósticos no son positivos. Si el tiempo suspendiera su curso habría más certidumbre.
Los esperados dones no llegaron. Por el contrario, fuimos acosados por la desgracia. De manera realista hacemos un balance y damos cuenta de una mayor descomposición en el tejido social provocada en gran medida por las políticas equivocadas de la clase gobernante. Los únicos que no se han percatado o no se quieren percatar son precisamente los hombres y mujeres que ostentando un cargo de representación popular, dan la espalda a los hechos y continúan flotando en su nube.
Desde la federación hasta los municipios, desde el senado hasta los cabildos, desde la suprema corte de justicia hasta los ministeriales, desde las secretarias de estado hasta los departamentos de los ayuntamientos, han creado un mundo aparte. Todos, absolutamente todos, viven en el nirvana que les ha creado la mercadotecnia que sin rubor alguno intenta manipular voluntades mediáticamente.
Despedimos este año con desempleo histórico, violencia en niveles máximos y de crueldad inusitada, pobreza extrema en sus más altos índices, inseguridad aterradora que nos impide salir con tranquilidad de casa e incertidumbre al regreso, niveles de educación a la baja, economía a punto de parálisis con record en negocios y empresas cerradas y para variar, una epidemia que desactivó al país en todas las ramas productivas.
Como si no fuera suficiente, sufrimos una campaña electoral para renovar el congreso federal; se entronizaron quinientos diputados y diputadas de la mas variada ralea. En forma inmediata hubo solicitudes de licencia, burlándose de la voluntad ciudadana. Otros mas, esperando los tiempos legales lo harán para, según ellos, ir a redimir a sus correspondientes estados tratando de gobernarlos.
Esos que aprobaron más impuestos para empezar el ya cercano año nuevo y que ahora se placean en sus estados, nos amenazan con otra campaña. Tenemos nuestro caso. Rodaremos otra vez la misma película y posiblemente con los mismos actores. Aun no sabia cual era su curul y ya piensa (o mas bien piensan por el) que debe regresar a renovar promesas, a repartir cobijas, despensas, electrodomésticos, etc… que generosamente le regalan sus muchos amigos pudientes y desinteresados.
Ya durante este azaroso año soportamos dislates al por mayor del señor de los pollos que siente que el municipio es poco para sus capacidades organizativas y administrativas. Y amenaza con pedir licencia. Yo se la otorgo. Es preferible que se vaya en virtud de que no existe la figura de participación de la revocación de mandato. Claro, a condición de que no se le ocurra regresar al cargo.
Ejecuciones a policías, encajuelados, encostalados, ataques a comandancias, narcomensajes, colusiones de policías con delincuentes, fueron hechos comunes durante el año de los dones, aunque se diga lo contrario por parte de quien agrede a sedes del congreso y periodistas sus patrones con el estribillo de los hechos aislados creen resolver todo.
Intolerancia reflejada que tiene por resultado el término de emisiones televisivas por hacer un periodismo diferente, pero diferente a la forma autoritaria de pensar de los (o mas bien la) encargados de la oficialidad en los medios. Cero y van dos. Creen que eliminando vías de comunicación se doblegan las voluntades. Ellos continúan, otros y otras se van en un año.
Se han perdido durante el año lugares que posicionaban al estado, en diversos indicadores, como líder nacional. Se conservaron a alcanzaron liderazgos en drogadicción, inseguridad, baja inversión extrajera directa.
Son muchos los eventos que se podrían reseñar que no abonan a la esperanza de un año nuevo mejor. Tenencias (o su eufemismo local: derecho vehicular)y prediales autorizados a la alza, gasolinazos anunciados con dos de ellos en el presente año y mes. Los transportistas exigirán su aumento prometido. Los víveres resentirán los costos incrementados. El espacio no alcanza a detallar un recuento del año que termina. Simplemente deseo emblematizar algunos hechos que prefiguran lo que vendrá con el 2010.
¿Será ahora si el año del ciudadano? ¿Seguiremos tolerando las mentiras, las falsas promesas, el engaño de quien se levante como candidato o candidata? . Es un año de renovación de poderes, cuyas campañas disfrazadas ya empezaron. Si queremos hacer el próximo año una elección acertada, solo revisemos objetivamente el año que termina.
Al igual que hace una semana, mis deseos de un venturoso año 2010 son para los mismos destinatarios y si el simple cambio de un dia a otro despierta la esperanza, bienvenido sea al año nuevo.
P.D. Un abrazo fraterno a los jornaleros y a los lectores.
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